Marea humana del 15M con las marchas

Miles de «indignados» regresan al «Km. 0» dos meses después de la macroacampada que dio inicio a las protestas

El movimiento 15-M volvió ayer a tomar Sol tras recorrer cientos de kilómetros desde toda España /
Después de una asamblea, los «peregrinos» hicieron noche en la plaza y en el Paseo del Prado

MADRID- Después de recorrer parte de la geografía española durante casi un mes y haber llevado el «movimiento» a los numerosos pueblos que encontraban a su paso hasta Madrid, cientos de peregrinos miembros del 15-M llegaron ayer a su ansiado destino: la Puerta del Sol. Los «indignados» de la capital llevaban preparando la plaza desde ayer, especialmente los de la comisión de alimentación, que estuvieron toda la noche ordenando los alimentos que les donaron algunos vecinos simpatizantes del 15-M.

Los primeros en llegar fueron los de la ruta del noreste, que venían andando desde Barcelona y que pasaron la noche del viernes en San Blas. Antes de llegar al kilómetro cero, una pancarta en la que se leía «Bienvenida dignidad», los recibió en la esquina de la plaza con la calle Alcalá. Nada más poner un pie en Sol, los «indignados» que los esperaban los recibieron con un sonoro aplauso, al igual que hicieron con las otras rutas que venían del Parque Norte, Vallecas, plaza Elíptica, Casa de Campo y Parque del Oeste y que bajaron hasta el kilómetro cero por Preciados, Montera, Carretas y la calle Mayor. Un poco antes de las nueve y media de la noche, miles de personas llenaban la Puerta del Sol tal y como sucedía en mayo, cuando nació el movimiento, bautizado con la fecha de su nacimiento. Las mismas pancartas que entonces y los mismos gritos de «No nos representan» y «Lo llaman democracia y no lo es»  daban la sensación de haber vuelto al pasado.
Ayer de marcha y hoy de manifestación
Desde las siete de la tarde se respiraba un ambiente festivo en Sol. Los «indignados» de Madrid lo preparaban todo para recibir a sus compañeros de otras ciudades. El punto de información recibía más gente de la habitual y la comisión de arte preparó espectáculos de baile y timbales para amenizar la espera de los asistentes.
Poco después de las nueve de la noche empezaron a llegar los viajeros. Llevaban durmiendo en una tienda de campaña desde finales de junio, habían caminado cientos de kilómetros y tenían la piel quemada por el sol, pero la llegada al kilómetro cero les compensó todo. Varios de los «indignados» que llegaron ayer a la Puerta del Sol no pudieron contener las lágrimas al ver la ovación con la que los recibieron los miembros del 15-M que esperaban en la plaza. «Estos  aplausos son la recompensa a todo el esfuerzo, no se puede explicar con palabras lo que se siente», explicaba emocionado Aldo, uno de los «indignados» que hizo la ruta entera desde Barcelona. Lo cierto es que no han sido muchos los que han hecho el camino entero desde sus ciudades. Desde la ciudad condal hasta Madrid sólo han venido 60 personas, a las que se ha ido uniendo gente de otras ciudades. Aseguran que la convivencia «no ha sido fácil» porque son gente que no se conocen de nada, «pero que poco a poco fueron puliendo sus diferencias». Hasta Madrid los han acompañado «coches escoba» que llevaban las mochilas y la comida, además de un grupo de ciclistas que llegaban antes a los pueblos para ir informando a la gente del movimiento 15-M, ya que «muchos no sabían lo que era».
Tras llegar a Sol, «indignados» y muchos curiosos se reunieron en una asamblea multitudinaria. Poco a poco algunos de los peregrinos se animaron a contar sus experiencias durante el viaje y después conectaron con varias plazas de otros ciudades, como Berlín o París, según Efe.

«Bienvenida, dignidad». Una enorme pancarta recibía así a la marcha de indignados a su entrada a la Puerta del Sol por la calle de Alcalá. Quienes presumieran que la de ayer iba a ser una convocatoria de escaso seguimiento se equivocaban. Miles de personas inundaron ayer el centro de Madrid, muchas venidas de todas las puntas de España, pero la mayoría vecinas de la capital. Era la hora de una nueva demostración de fuerza de un movimiento que, tras las elecciones del 22 de mayo pasado, no repetía citas multitudinarias.
A las ocho y media de la tarde, la calle de Alcalá, en su cruce con la Gran Vía, permanecía cortada al tráfico. Cientos de personas pertenecientes a uno de los siete brazos de la «Marcha Indignada», completaban, tras un mes caminata, el trayecto hasta la Puerta del Sol. El ambiente era de edades variopintas, aunque abundaban los jóvenes, muy colorista y con mucha música como telón de fondo. Incluso alguna bandera griega y presencia de otros movimientos reivindicativos, como el de Egipto, acompañaban la comitiva.

«Un momento histórico»

A las nueve de la noche, la hora convenida, se juntaron todos los brazos de la marcha frente a la Real Casa de Correos. «Bienvenidos a nuestra plaza», jaleó una de las organizadoras por megafonía. «¡Hoy el Sol brilla más fuerte que nunca!», gritaban alborozados cientos de indignados, antes del arranque de la primera asamblea popular de este fin de semana. Unas jornadas que definieron como «un momento histórico». La Puerta del Sol, pero también las calles de la Montera, Preciados, Carretas… Todas volvieron a dejar una estampa muy similar, en cuanto a afluencia de público, que la de aquellos días de mayo en que echó a andar el llamado 15-M, aunque sin acampada.
Y hasta hubo un «grito silencioso» a medianoche. Pero la «revolución» había comenzado hacía horas. «¡Lo llaman democracia y no lo es!», coreó a mediodía un grupo de «indignados» que se topó con la Moncloa al entrar en la capital desde el tramo noroeste de la marcha. Algunos, incluso, llegaron a colgarse de la verja del complejo presidencial. Fue, probablemente, el primer gran momento del día. Durante el recorrido se sucedieron las paradas, con charlas y propuestas que luego se irían desbrozando en la asamblea general. Había que llegar al destino con un buen paquete de ideas para lo que se busca: un cambio político, social y económico. En Sol se habló mucho y mal de la Banca. También de hipotecas y corrupción. Incluso los desalojos en la Cañada Real estuvieron presentes.
Y, por medio, una novia de blanco que tuvo que llegar a la iglesia a pie y muchos chinos vendiendo cervezas.
La duda que tenían todos era dónde iban a dormir, ya que era imposible acampar en la Puerta del Sol por falta de espacio. Por ello, la asamblea decidió «expandirse» y eligieron el Paseo del Prado para pasar las noches que estarán en Madrid, porque todavía les quedan dos días en la capital. Al cierre de esta edición, la Policía no había desalojado a nadie. Pero antes de abandonar la plaza, los «indignados» lanzaron su famoso «grito mudo» en señal de protesta.
Hoy a las 18:30 horas tendrá lugar una manifestación desde Atocha hasta la Puerta del Sol bajo el lema «No es una crisis, es el sistema», por lo que el tráfico se verá afectado al igual que ayer en la Carrera de San Jerónimo, ya que la Policía acordonó la zona del Congreso para evitar que alguno de los «indignados» tuviera la tentación de acampar frente a la puerta de los leones.
El «encuentro nacional» del 15-M terminará mañana lunes, aunque a lo largo del día se celebrarán varios debates sobre política, medio ambiente o sanidad en el Palacio de Cristal del Parque del Retiro. Será por la noche cuando los «indignados» regresen a sus ciudades de origen, esta vez, en autobús o en tren.

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